Equipos triunfadores by Mark Miller

Equipos triunfadores by Mark Miller

autor:Mark Miller
La lengua: eng
Format: epub
Tags: equipos, triunfadores, exito, miller
editor: Taller del Éxito
publicado: 2014-02-12T00:00:00+00:00


La falta de compromiso es la manifestación de algo, es un síntoma, no una causa de fondo.

“Hablaré con él y te informaré qué sucede”.

A la mañana siguiente Debbie decidió reunirse a primera hora con Steve. Sabía que debía haber tenido esa conversación hacía mucho tiempo. También sabía que nada iba a mejorar si seguía posponiéndola.

Así que fue a la oficina de Steve. “Buenos días. ¿Tienes tiempo para hablar?”

“Sí”, respondió Steve con un tono que mostraba su falta de energía y entusiasmo.

“Vayamos a la sala de conferencias. Ayer me hicieron recordar que no sé tu historia. Sé que llegaste tras la fusión, y conozco un poco de tu familia, pero no mucho. ¿Puedes ayudarme a llenar esos vacíos?”

“¿Por qué?”

“Steve, he notado que desde que estás acá no pareces muy comprometido con el equipo. Para evitar llegar a cualquier conclusión equivocada entendí que necesitaba conocerte mejor. Sabes que mi trabajo aquí lo veo como un medio para ayudar a triunfar a otros miembros del equipo. Si te conozco mejor aumentarán las probabilidades de poder ayudarte a ganar a nivel personal y también en el campo profesional”.

Nunca un jefe le había dicho a Steve que su meta era ayudarlo a ganar. A través de los años había tenido muchos jefes en quienes era claro que sólo pensaban en sí mismos. Esto definitivamente sonaba diferente. Así que después de escuchar la explicación de Debbie, Steve decidió contarle algo de su historia.

Después de unos quince minutos, Debbie dijo: “Steve, esto me resulta difícil decírtelo, pero creo que te he fallado como líder de equipo”.

“¿Has fallado?” Steve no esperaba algo así y no sabía qué decir.

“Sí, desafortunadamente, he fallado”, dijo Debbie. “Según como lo veo, sólo tengo dos opciones”.

“¿Solo dos?”, dijo Steve pasando saliva.

“La primera”, le explicó Debbie en tono serio, “tú no estás obligado a hacer parte de nuestro equipo”.

“¿Me estás despidiendo?”, interrumpió Steve.

“No, Steve, permíteme terminar. O la segunda: debemos hallar la manera de usar tus talentos únicos y tus aportes para el equipo. Creo que estás de acuerdo con que lo que estamos haciendo ahora no está funcionado. Presta atención a lo que escuché durante los últimos minutos.

Eres ingeniero de profesión, pero te pusimos en un equipo de servicio al cliente.

Te encanta la soledad, pero tu sitio de trabajo actual lo compartes con cuatro personas.

Das lo mejor de ti cuando puedes trabajar solo pero te hemos hecho parte de un equipo.

Y prefieres comenzar tus días al medio día. ¡Nuestros días comienzan a las ocho! Steve, no me sorprende que no estés comprometido”.

“¿Estoy despedido?”

“No, ya preguntaste eso”.

“Entonces, ¿qué hacemos ahora?” Steve no estaba del todo seguro en cuanto a lo que acababa de suceder.

“Hablemos al respecto con el equipo”.

“¿Con el equipo?”, dijo Steve sorprendido.

“Sí, probablemente ellos nos ayuden a solucionar esto”. Debbie se puso de pie y le estrechó la mano a Steve. “Me alegra que finalmente hayamos podido llegar a fondo de esto”.

“A mí también, creo”, dijo Steve mientras Debbie salía de la sala de conferencias.



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